El esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento.
Uno se ve libre y se explota a sí mismo hasta el colapso. Sin duda es el aviso
de derrumbe.
“La depresión es una enfermedad narcisista. El ego te hace
perder la distancia hacia el otro y ese narcisismo lleva a la depresión. ¿Hay
posibilidades de vencer ese estado depresivo? “La forma de curar esa depresión
es dejar atrás el ego. “Porque frente al enemigo exterior se pueden buscar
anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos”.
Hoy, sin embargo, “la violencia, ya no destruye desde fuera
del propio individuo. Lo hace desde dentro y provoca depresión o cáncer”. La
interiorización del mal es consecuencia del sistema neoliberal que ha logrado
algo muy importante: ya no necesita ejercer la represión porque esta ha sido
interiorizada. El hombre moderno es él mismo su propio explotador, lanzado solo
a la búsqueda del éxito. Siendo así, ¿cómo hacer frente a los nuevos males? No
es fácil, el individuo no es libre para decidir si quiere o no dejar de estar
deprimido.
El hombre cede su soberanía y su libertad. Ha interiorizado
la represión y se ve abocado al cansancio y la depresión. El hombre se ha
convertido en un animal , “verdugo y víctima de sí mismo”, lanzado a un
horizonte terrible: el fracaso.
Mientras Grecia, Portugal, Italia y España están en ‘shock’
por la creada crisis financiera, se endurecen la competencia descarnada y los
despidos. “Estamos todos agotados y
deprimidos. Eso mismo ocurre con la corrupción en la política: “La
transparencia que se exige hoy en día de los políticos es cualquier cosa menos
una demanda política. No se pide la transparencia para los procesos de decisión
que no interesan al consumidor. El imperativo de transparencia sirve para
descubrir a los políticos, para desenmascararlos o para escandalizar. No es la
demanda de un ciudadano comprometido, sino de un espectador pasivo. La
participación se realiza en forma de reclamaciones y quejas.
La exigencia de transparencia, acompañada del hecho de que
el mundo es un mercado, hace que los políticos no acabemos siendo valorados por
lo que hacemos, sino por el lugar que ocupamos en la escena. La confianza solo
es posible en un estado entre conocimiento y no conocimiento. Confianza
significa, aun sin saber, construir una relación positiva con el otro. La
confianza hace que la acción sea posible a pesar de no saber. Solo se pide transparencia
insistentemente en una sociedad en la que la confianza ya no existe como
valor”. Y se ha diluido también la “verdad”, porque en la sociedad de la
transparencia lo que importa es la apariencia. En la antigüedad, lo importante
era el ser, ahora se impone el tener. En la actual sociedad del espectáculo,
sin embargo, domina la importancia del parecer, de la apariencia.
Lo único que da valor al político es el aparecer, el exhibirse,
colocarte en un escaparate”. “La acumulación de la información no es capaz de
generar la verdad. Cuanta más información nos llega, más raro nos parece el
mundo”. Un problema que no entendemos, es el funcionamiento del dinero, un
sistema corrupto en sí mismo. No sólo entender la diferencia entre el dinero
productivo y el especulativo, sino que el dinero es deuda y esa deuda nos hace
esclavos.
Salud y calma. Antonio Ortiz, portavoz y concejal de Ven-T